ÍNCUBOS Y SÚCUBOS, DEPREDARORES SEXUALES DE LOS SUEÑOS

El mundo onírico es un lugar que que desconocemos y en el que todos habitamos cuando cerramos los ojos por la noche para descansar. El reino de los sueños es desconocido y difícil de descifrar para prácticamente todas las personas en el caso de que consigan recordarlo. Tiene cosas maravillosas y otras terriblemente oscuras que muchas veces es mejor no saber para la mayoría de personas. Una de las tantas criaturas perversas que habitan estos reinos son los íncubos y súcubos.



Etimologicamente íncubo significa “in“ encima “cubo“ yacer, y “sú“ debajo, entendiéndose a los incubos como entidades demoniacas masculinas que se colocan encima de sus víctimas y a los súcubos como entidades femeninas que se colocan debajo de estas. Así fueron nombrados en la época medieval en la que la sexualidad estaba dogmatizada y se entendía que la única posición en las que debían yacer un hombre y una mujer era el misionero. Eso a hecho creer que estos entes son un producto del imaginario medieval por la influencia del “martillo de las brujas“, un libro que acusaba que las brujas copulaban con estos seres, pero lo cierto es que se encuentran desde los albores de la humanidad con otros nombres.

Muchos individuos que refieren esta clase de encuentros describen a las criaturas exquisitamente hermosas y delicadas en el trato, tanto, que se sienten agradados por sus visitas, pero, la realidad es muy distinta, ya que estas entidades pueden hacernos ver, sentir y desear lo que a ellos les interesa. Nuestra mente es como una computadora a la que saben hacker y doblegan nuestra voluntad, no nos tienen mas aprecio del que tiene un ganadero por su vaca lechera, pues su único interés es conseguir arrebatarnos nuestra energía sexual.

Se aprovechan de sus víctimas, que se encuentran en un estado indefenso como es en los estados de parálisis del sueño o mientras están soñando y no son conscientes de lo que esta ocurriendo, les inocularan un estado de excitación completamente insoportable y las violan. Las experiencias varían en el individuo, algunas son muy dolorosas otras placenteras. Estas criaturas entran en el cuerpo de la víctima, el sexo es como la puerta del templo del alma, habitan en ella como auténticos parasitos, induciendo a pensamientos sexuales constantes.

Las consecuencias que estos entes pueden ser muy graves sobretodo si se prolongan sus visitas. Puede empezar simplemente por una sensación de cansancio que se prolongará dependiendo de la intensidad del ataque, si es muy persistente la persona desarrollara problemas mentales como la depresión o la ansiedad, hasta poder desencadenar locura. Si se les da mucho acceso menguan el estado anímico de la persona y le provocan un estado de excitación sexual adictivo imposible de satisfacer. El miedo es la mayor seña de identidad, las personas parasitadas sufren tremendas crisis nerviosas, estos hechos plantean que su mayor alimento sea este.

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